Estamos ante el Internet de la Información vs el Internet del Valor. Y cada vez se aprecia más aquello que no contamos. La información confidencial es cada vez más importante.

¿Y qué decir de las ‘fake news’? Según el MIT compartimos 7 veces más información falsa o incorrecta que antes.

Si, además de todo ello, tenemos en cuenta que se está produciendo una potencial desaparición de entidades de gestión, es fácil descubrir y apreciar las alternativas tecnológicas que se nos están presentando para el registro de pruebas de evidencia, sobre archivos de múltiples formatos (pdf, audio, video, etc.).

Por ejemplo, el blockchain permite a los autores guardar sus obras en sucesivos libros de registro, de manera que sirvan como prueba fehaciente de su autoría, ya que la información guardada no puede ser modificada ni destruida. De hecho, algún tribunal pionero ya ha utilizado esta novedosa tecnología para probar la autoría de derechos de autor: el Tribunal de Propiedad Intelectual de la Federación de Rusia registró en diciembre de 2018 un cambio en un grupo de titulares de derechos, utilizando una solución blockchain provista por la empresa de propiedad intelectual rusa IPChain.